Desesperado vendia boligrafos hasta que un extraño le tomo una foto a su hija y descubrio esto.

Un hombre trabaja en una fábrica de chocolates como gerente, misma en la que ganaba lo suficiente para  mantenerse y cubrir todas las necesidades de su pequeña hija e incluso a veces solía darle pequeños lujos pues ¿a qué padre no le gusta consentir a sus hijos?  Además, solo la tenía a ella, no contaba con nadie más en el mundo.

Vivían muy bien en Líbano, pero desafortunadamente debido a la guerra tuvieron que refugiarse en Yarmouk y dejar toda su vida atrás. Sin un peso en la mano, el hombre comenzó a vender bolígrafos para poder alimentar a su hija.

De un de repente la vida nos sorprende o nos da golpes tan duros solo para demostrarnos a nosotros mismos cuan fuertes somos. Este hombre de ser un gerente y ganar muy bien, pasó a vender bolígrafos en la calle con su pequeña  hija en brazos. Además no tenían un techo en donde resguardarse, ni una cama cómoda como en la que dormían, tampoco comida ni la facilidad de asearse. Pero así como la vida nos arrebata todo de manera inesperada, también nos da grandes sorpresas como recompensa a todo nuestro dolor o lamentos.

En una ocasión en que el hombre se encontraba en las calles vendiendo los bolígrafos, un hombre de nombre Gissur Simonarson quien es activista de Noruega, se  conmovió ante tal escena pues el hombre lucía afligido, descuidado, sus ojos reflejaban tristeza y mucha desesperación, además en sus brazos cargaba a su hija con profundo amor protegiéndola de cualquier peligro.